martes, 1 de diciembre de 2020

Poendemia Escritores (Randall Roque)

Cartago, Costa Rica, 1977.  Ha publicado los siguientes libros: Cuando las luciérnagas hablan (Cuentos, 1998), Itinerario de los amantes (Poesía, 2003), Amores  domésticos (Fotopoemas, 2009), Estrellas de madera (CD: poemas italiano-español, 2007), Las Lunas del Ramadán y otras alegorías (Libro heterogéneo, 2011), Los alegres somos más (selección poética 2003-2012), Alguien llama a tu puerta (Cuento, 2014), Isla Pop (Poesía ilustrada por Carlos Tapia, 2015), Contracultura (Perú, 2017), Desplazados y Adictos (España, 2020), El diablo vuelve a casa (Nueva York, 2020), Bestiario –Amargo Animal- (Perú, 2020, Hago la herida para salvarte (Nueva York. Edición bilingüe, 2020). Primer Lugar en el Premio Internazionale di Poesia Castello di Duino, 2007, reconocido por la UNESCO, la Presidencia de la República de Italia y otorgado por el Príncipe Carlo Alessandro Della Torre e Tasso en el Castillo de Duino. En el 2017, participó en el Festival Internacional Primavera Poética (Perú). V Encuentro Internacional de Escritores en el Bío Bío, Chile (Entre Culturas, 2019), Festival Internacional de poesía en Bangladesh, 2020.






ATARCEDER DEL TIGRE

Uno mira los extensos atardeceres
como la pesada mano del panadero
que golpea la mesa con un costal de harina
y ahuma las planicies del pulido hierro.

O el cuchillo blando en la espalda del búfalo
que salpica de sangre la hierba nevada.

O la certera flecha en el ala de un cóndor 
que es mucho más grande que un águila. 

Uno mira los atardeceres.

Y se abre a la noche en el hocico de un tigre
a la paciencia de la mañana siguiente.

Lo he dicho así, con toda claridad,
sin que comprenda aún a lo que me refiero.

Digo entonces que cuando esa mujer
toma las muchas vidas que le quedan,
cansada de verme reventar las rocas
como la cabeza maciza del viejo salmón 
que rompe el agua dulce contracorriente.
Cansada de extirpar la rabia y el deseo,
sentada ante este invisible amor.
Esa mujer es un duro atardecer
sobre la mesa de latón del panadero,
sacudida en la blanca niebla del polvo.

Y, cuando esa mujer es un duro atardecer
que se apaga y te consume como un tigre,
uno se pregunta de la existencia de las horas,
la contempla reclinada y oscura, incendiaria,
como solo los atardeceres se explican a sí mismos.


SIEMPRE ESTUVO AHÍ 

¿Creías que el amor era un trueno ensordecedor?
¿Algo que entraría tirando la puerta
como el estallido de un tren sobre rieles?
Nadie nos dijo que siempre estuvo ahí.
Desde la ventana más alta de tu casa
no miraste la hierba florecer ni secarse,
tampoco las hormigas en el pasto verde.

En lo pequeño va el polen que mueve la tierra.

Ya lo ves, no es culpa de nadie.
Te ofrecieron el mundo de un sorbo. 
¿Quién se resiste a eso? Te dije: Ve;
como si necesitaras oírlo de un extraño.
Esa noche invadieron los poblados vecinos
con un racimo de semillas grises ardientes.

Los edificios cayeron.
Las casas cayeron.
Yo aún me derrumbo.

Nadie te culpa, amor. Tampoco hay preguntas.
Todos aprovechamos nuestras opciones.
Unos van a la guerra y otros ven a sus hijos
cargar el arma con la que regresaron rotos.

Yo elegí una silla vacía y un plato de sopa.

Si Polonia ardiera hoy, daría lo mismo.
Igual desearía que estuvieras aquí.
Es lo único que realmente importa.

¿Has visto bellotas de heno arder pradera abajo?
¿Cómo la noche se cierra sobre la luz más alta?

Puedo ser el heno en tu oscuridad.

A veces, basta con intentarlo.

#randallroque©

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Poendemia Escritores (Venus Ixchel Mejía)

Tegucigalpa, Honduras, 1979. Poeta, editora y docente. Licenciada en Letras por la UNAH y Máster en Lengua y Literatura Hispánica por la UNA...