Soy Alejandra Valverde Alfaro; vivo en Sarchí, una comunidad rural en el
centro de Costa Rica, considerada la cuna de la artesanía nacional. Me encantan
los niños, los elefantes, las grúas y el café; colecciono monedas y objetos pequeños,
y además estudié Filología.
La primera vez en mi vida que me subí a un avión fue para ir al II Festival Centroamericano de Poesía en Chiquimula,
Guatemala, en representación de mi
país. Creo que esta es y siempre será mi mejor historia. Allí conocí a muchos
amigos que luego me llevaron a Honduras, al Encuentro de la Espera Infinita, en
la ciudad de El Progreso. Además, he tenido la dicha de participar en mi país
en eventos culturales y poéticos. Tengo un libro llamado Días sentados (2016) que se publicó con el proyecto editorial La
Chifurnia, en El Salvador.
SALIDA
Si a las 2:18 a.m.
no te he dado un nombre
tomá una escalera
y salí desde mi vientre hacia la boca.
Por fuerza
tendré que pronunciar algunas palabras
y de seguro dejarás de ser desconocido.
Definitivamente
me dolerás en la lengua
y dejaré esta manía
de quedarme siempre callada.
ADIOSES
Hay adioses que desesperan
aunque lleguen a tocar la ventana
con un mínimo asombro.
Son como el rastro
de un sol apresurado en invierno
que no sabe qué es peor
si adivinar cuándo se vuelve a volar
o ver morirse la espera en un solo día.
Tengo un poema
amargo
en el pecho
en los ojos.
Yo lo toco
le susurro con
calma
que se vaya
pero inútilmente
se aferra a mi
tráquea
y la quema.
Sabe a destierro
a camino seco
sabe a lo que en
poco tiempo
se ha convertido en
mi rutina.
Yo lo huelo
lo identifico como
mío
más de nadie
pero se pierde
se esfuma entre
tanta palabra inhóspita.
Me habita un poema
amargo
una sensación que
eriza la piel
se desmorona
huele a nombres
suena a adioses
sabe a luz.
Le siento en el
pecho
en las uñas
en un grito
que no sale.
Mi siempre admirada y querida Ale! Da tanto gusto leerte! «Adioses» me cala, me llega. Gracias por tu arte.
ResponderEliminarMaravilloso querida Ale.
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