Fadir Delgado Acosta: Escritora de Colombia. Autora de los libros: La Casa de Hierro, El último gesto del pez (Colombia) Lo que diga está lleno de polvo (Ecuador), Sangre seca en el espejo (Costa Rica), La tierra que se tragó el cuerpo (España) Tiene un libro de cuentos publicado en Colombia titulado: No es el agua que hierve.
Premio de poesía Universidad Nacional de
Costa Rica 2020. Premio Distrital de poesía de Barranquilla (2017). Premio
Distrital de Cuento (2018). Ganadora de la Beca de Circulación Internacional
para creadores (2019) que otorga el Ministerio
de Cultura de Colombia. Mención
especial del Premio Internacional de poesía de Puerto Rico, 2020. Finalista del VII Premio Internacional de Poesía Jovellanos
de España, 2020. Premio en Poesía del Concurso
Internacional de literatura de la Universidad de Buenaventura (Colombia). 2014. Ganadora de la Residencia Artística en
Montreal por parte del Ministerio de
Cultura de Colombia y el Consejo de
Artes y Letras de Quebec, en el área de literatura. 2013. Ganadora de la convocatoria
internacional de la Oficina
de la Juventud de Québec para participar en un intercambio literario
en esta Provincia. 2010. Su libro El Último gesto del pez fue
traducido y publicado al francés por la editorial Encre Vive de Paris en el
2015.
Profesional en Comunicación social. Magister
en Creación literaria. Sus textos han sido publicados en diferentes revistas
literarias nacionales e internacionales. Invitada a distintos festivales y
encuentros culturales en Europa,
Latinoamérica, Canadá y Egipto. Sus
textos han sido traducidos parcialmente al inglés, al árabe, al francés, al
italiano y portugués.
Hada ciega
En la
oscuridad alguien dice mi hijo
y la
palabra hijo es un puño de espinas que se abre en la garganta
Abre la
boca
ábrela
bien
y
vuelve a decir mi hijo
porque
la palabra es agua que comienza a ahogarte los pies
Escarba
el agua
quítate
el cansancio del viaje pegado al cuerpo
y
vuelve a decir mi hijo
mira
que hijo no es cualquier filo
cualquier
cuchillo
con él
podrías cortar un relámpago
cortarme
un relámpago
cortarle
los ojos a un hada
Te lo
pido:
Regálame
el hada ciega
Pónmela
en el pecho
No me digas de qué especie es
No me
llames hada
No me digas el nombre de un pájaro
No clasifiques el vuelo
Déjame el hada
Pero llévate a tu hijo
Antes que la palabra te ahogue
Antes que sea cualquier filo
y no cortes nada con él
Llévate la palabra hijo
Ponle el nombre de un pájaro
Clasifícale el vuelo
Pero llévatela
Te lo pido:
Regálame
el hada
Pónmela
en el pecho
Hada ciega
Te lo pido:
En esta oscuridad
préstame tus ojos.
El hambre se hierve
Al
olvido lo meto en una jaula para ocultarlo del trueno
Y le abro el pecho para que encierre sus bestias
Alguien me dirá que es demasiado abstracto
Que el olvido no es visible
Que intente ponerlo cara a cara con un objeto
Pero cómo hacerlo
No le conozco la cara
Pero sé que siempre tiene sed
y algo me dice que le gusta atravesarse en el camino para
hacerme caer
que cuando estoy más cansada aparece y me golpea la cabeza
Y me hace retornar
al punto de partida
El olvido tiene dientes
Se rasca hasta encontrarse la sangre
Le
gusta hervir el hambre
Porque
el hambre se hierve
Podría
masticarme
Comerse
mi carne
Abrirme
los ojos
Coserme
la boca con las hebras de mi propio pelo
Con mi
saliva saciar su sed
Sacar
de mis pechos a todas sus bestias
Porque
sabe que lo olvidaría
Que no
tendría manera de recordarlo.
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