Barranquilla (Caribe Colombiano).
Poeta, Activista y militante afrocolombiana. Hace parte del Programa
"Mujeres Afro narran su territorio" del Ministerio de Cultura de
Colombia. Licenciada en Educación, con especialidad en Lenguas Modernas de la
Universidad del Atlántico. Magíster en Literatura Hispanoamericana del
Instituto Caro y Cuervo. Recibió el Premio Benkos Biohó, 2016, en la categoría
de Etnoeducación, por su contribución como Maestra en la implementación de la
Cátedra de Estudios Afrocolombianos para educación superior y educación
inicial. Y es Premio-Reconocimientodel “Día Internacional de la Mujer
Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora”, otorgado por el Movimiento Social
de Mujeres Negras de Bogotá, la Secretaría Distrital de la Mujer. Sus poemas
han sido traducidos al Inglés, portugués y búlgaro y han sido publicados en
varias revistas nacionales e internacionales. Es autora del Poemario Las
semillas del Muntú (2019).
OBATALÁ, CORONA DE NÁCAR
I
Yo siento en la altiplanicie de la noche
un murmullo de signos rebosado en mi pecho.
Se humedecen, se destilan,
como
la bahía de un amanecer.
Yo siento el planeta de la vida entre mis hombros.
Su ráfaga de siglos me sacude, inunda mis arterias.
Yo siento cómo el follaje huele a rocío.
Entre aromas una música me colma de frenesí.
Se lanzan los telares del ritmo
como
columpios de plumas al viento.
Entre los dedos del sol
irisa
una morada.
II
Sobre el obelisco del silencio descansa
plácidamente como un gajo de tamarindo.
Se asoma en la llanura del cielo
la
cabeza de Obatalá.
Oigo sus collares en madreperla,
sus manillas ornamentadas en canutillo,
su
campana de metal.
Desciende con lentitud desde la montaña de azúcar.
Agita su bandera de satín en el aire,
con su rabo de vaca
espanta
el disparo de la muerte.
III
¡Tiembla tierra que se mece el mundo!
Rey de la tela blanca, yo te llamo.
Despuntas en los muslos del horizonte
una
procesión de palomas.
Dime Padre:
¿Qué
hierbas lechosas sostienen tu altar?
Te he lavado la corona de nácar
con
agua de coco y algodón.
Te he construido un castillo
con
ocho bolitas de ñame.
Te he ofrecido pan de maíz
empolvado
en cascarilla y manteca de cacao.
Mi viejo jorobado,
observo
tu bastón,
reconozco
la certeza de tu manto.

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