Sacerdote, poeta, comunicador y educador dominicano.
Ernesto
Mi padre fue un progenitor
exitoso
Acogió sin mesura el
mandato divino:
"creced y
multiplicaos"
No tuvo fortuna alguna
ni carro,
ni finca
ni ganado.
No codició los bienes de
nadie
y pese a su vocación de Don
Juan
nunca conquistó la mujer
del prójimo
(aunque tal vez la deseó)
Mi padre sólo tuvo una gran
descendencia
una prole que rodaba por
toda la geografía
de un pedazo de isla.
Yo tengo tantos hermanos
Que no los puedo contar
Sonaba esa canción en la
radio
como un fragmento de mi
autobiografía.
Tengo tantos hermanos que
no conozco
hijos de mi padre
hermanos de mis hermanos
pero yo no los conozco.
Mi padre sólo tuvo una gran
descendencia
y una inmensa nada que siempre
le embargó.
Cantaba borracho por las
calles
con los ojos húmedos como
un caballo
y me llamaba
y me llamaba
y me llamaba
y mi nombre repetido en el
rotundo silencio de la madrugada
sonaba a música sin
pentagrama.
Yo tenía ocho años y dormía
con mi madre
abandonaba la cama de un
salto y salía a su encuentro
porque en su estado
dionisiaco
yo siempre era su hijo
predilecto.
A su partida
Me dejó el Eugenia de mi
abuela
“no te dejo más que mi
apellido”
decía
y tampoco era su apellido
sino el de mi abuela.
Nada de nada me dejó mi
padre
porque un bohemio no tiene
nada
y sin embargo llevo su
rostro
su sangre en mi sangre
y el rastro de sus andanzas
como un aguijón en mis
zapatos.
Un gusto leerte, querido amigo! Cariños
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