Nació en Almería, España, en 1947. Se halla radicado en Argentina, país que adoptó como suyo, desde 1954. Vive en San Rafael, Mendoza. Es Maestro Normal Nacional y Profesor en Psicología. Desde muy joven está vinculado a distintas instituciones culturales y grupos relacionados con el arte. Fue socio fundador de I.L.E.A. (Integración Literaria de Escritores Argentinos) en 1974 y desempeñó varios cargos en esa institución y en otras del Departamento. En 2009, fundó junto a otros escritores locales el Grupo de Escritores Sanrafaelinos, del que fue presidente hasta 2012. En 2014, participó de la creación del Colectivo Literario Tres Voces.
Fue galardonado con la Flor de Lis de Plata en 1980, por su aporte a la cultura sanrafaelina. Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de escritores y ha obtenido diversos premios en concursos literarios del país. Ha publicado siete libros de poesía: “Poemas de agua y viento”, (1984); “Instantes”, (1990), “Imágenes dispersas”, (1994); “Llaves y candados”, (2011); “Poemas de junio” (2013), con el aporte del Fondo Pcial. de la Cultura de Mendoza, “Manchas sobre el asfalto” (2017) y “Obstinada palabra” Antología poética (2019). Ha participado en varias antologías y ediciones colectivas. Tiene libros inéditos de cuento, de poesía, y teatro.
Como artista plástico, realizó su primera muestra individual de collage a mediados de la década del ’80, invitado por la Galería Huara-có para exponer en el Kalton Hotel. También lo hizo en el Museo de Bellas Artes del Centro Argentino, (hoy Museo de Arte Omar Reina); en el E.C.A. Sur (Espacio Contemporáneo de Arte); en la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria (UNCuyo); en Diario Uno San Rafael, Hospital Español y en algunas escuelas e instituciones del medio.
Dice Miguel: “El arte, para mí, es búsqueda, senda, meta, posibilidad, espacio de claridad que me permite ser. También, anclaje y despegue de lo que nos mantiene atados a la tierra. Escribir un poema o elaborar un collage me obliga a practicar la paciencia y gozar de la serenidad, a meterme hacia adentro y buscarme en mí mismo para encontrarme abierto a la palabra, a los colores y las formas que permiten reinventar la vida cada día.”
San Rafael, Mendoza, mayo de 2020.
Agregado: para Collages.
Primera muestra, una colectiva por los ’80 con Julio Pérez y Eduardo. Luego vinieron otras y el Sr. Pereyra, Galería Huara-có, me invitó a exponer en el Kalton Hotel. También lo hice en el Museo de Bellas Artes del Centro Argentino, hoy Museo de Arte
Omar Reina; E.C.A., en la F.C.A.I. y en algunas escuelas del medio.
Apagaré la noche
Apagaré la noche
y sus esquemas:
la lenta procesión de los quejidos,
el brillo tutelar de las memorias,
cualquier aspiración no confesada
y todas las codicias.
Apagaré la noche.
La insensatez que tensa los regresos,
las puertas imposibles
y una que otra ventana esclarecida.
La ambigüedad de la presencia selectiva,
el catálogo sutil de las historias
que derraman imágenes vedadas
con la avidez irrefutable del relámpago.
Descolgaré diplomas, matrículas, cuadros,
aspiraciones, ansiedades.
Campos, escudos, garras, nomenclaturas, trépanos,
estatuas que tutelan semblanzas mentirosas
y conceden perdones impolutos.
Desmontaré la queja, su apotegma,
la Cruz del Sur,
el cielo y el brillo de la luna,
aduanas falsas, relatos de utopías,
de anales no pensados ni crónicas escritas.
Apagaré la noche y sus esquemas:
la geometría salvaje de la ira
y la rampante oscuridad que la precede.
Los inventarios, las nóminas,
los íconos y efigies del silencio,
las miserias humanas que tallan las debacles
y auguran desconsuelos.
Apagaré la noche, y en su nombre,
ciertas comparecencias insurrectas
que atraviesan el sueño,
lo apuntalan,
convalidan esencias infecundas
y entronizan fantasmas
con la celeridad del desconcierto.
Carpe diem
Se acrecienta el silencio
por los cuatro costados de la ciudad en calma.
Gira la pesadumbre y levanta
estaciones de niebla en los andenes,
palidez en la voz
y un atisbo de nube que no alcanza
a definir del todo la nostalgia.
Gira la pesadumbre y perpetúa
la hondura trasegada de albores imprecisos
en los flancos oscuros de la vida.
Y todo cala hondo y todo hiere y calza la delgadez
de aquella conjetura
abrumada de esfinges y asonadas dispuestas
a la oblación banal de los desiertos.
En esos vericuetos de existencia,
lanzamos estocadas contra nosotros mismos
y nos reconocemos desertores
para escribir el argumento de nuestra propia errancia.
Muchas gracias querido amigo Jorge Buitrago, por tu dedicación y tu Amistad. Desde este lugar de Argentina, vuela mi abrazo fraterno hacia tu Colombia hermana.
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